martes, 25 de septiembre de 2007

Homenaje al Foro

Hace tiempo creamos un foro entre varios amigos y lo estuvimos utilizando básicamente para insultarnos unos a otros durante un año y medio. No recuerdo haberme reído tanto en mi vida como cuando llegaba a casa y me encontraba con los 20 mensajes del día. Aunque no voy a colgar textos ni montajes de photoshop de ninguno de ellos por ahora y sin su consentimiento (además, sacados de contexto la mayoría no se entenderían), este poema escrito a toda prisa y que firmé como Úrsula es una muestra de cómo aprovechábamos el tiempo durante las horas de trabajo, y un homenaje a aquellos que participaron y que tanto me hicieron reír. Cuando tenga tiempo quizá encuentre algún otro entre los miles de mensajes guardados.


Yo conozco un boquerón
con aires de pez espada
que un día cumplió los treinta
pensó que ya eran seteinta,
y se metió en una lata
con vinagre y pimentón.

Tan macerado y Tristón
con delirios de Leoncio,
escribió odas y epístolas
tan sosas como las gírgolas
y libros, ¡qué buen negocio!
en un tono inocentón.


Tengo además por hermano
a una especie de revés
que se las da de marqués
y no es más que un hortelano.

Incapaz de encontrar nada
que no le grite "Aquí estoy",
lo tiene ante sus narices
y lo busca por Granada.

Un día encontró una novia
pijita y con mucho genio,
pero era de mentira
no salía de la pleisteishon.

El día del casamiento,
¡cómo estaba de contento!
Ella iba de colegiala
y vaya hostias que daba,
y él con cara de demente.
la besaba virtualmente.


Sé de uno que dice que perdemos el tiempo
escribiendo poemuchos mientras él se aburre
como un hamster en la rueda leyendo el Avui.
Y yo le pregunto "¿Qué será de ti?"
mientras su idealismo discurre
por parajes de cemento.
Sueña con volver a Méjico
para engullir hongo narcótico
hasta volverse psicótico
y quedarse tetrapléjico.
Entretanto traduce del italiano
como fulano y mengano,
y se fuma un petardo
soñando que Leonardo
lleva ajustadito al nardo
un sedoso leotardo
de pieles de leopardo.


El otro salió del frenopático
y se compró un martillo pneumático
Salió a la caza del chivo
gritando "Soy un tocino",
Acabó en un hospital,
porque en el monte catalán
lo que abunda es el caimán.

Qué más se puede pedir,
si fue algo espectacular.
Eso era lo que él buscaba
tan aburridito estaba.

Y un día salió a cenar
al restaurante más caro
y le sirvieron cagarro
a la creme de Bergerac.


Conozco a un fulano
con el pubis cano
y en él un gusano
tan liviano,
tan enano
como un grano,
que resulta lejano
e incluso provinciano,
más allá, romano,
qué digo, rumano
e incluso mundano
aunque esté cercano
pues del vientre el altiplano
hace que en vano
intente llegar con la mano.
el muy marrano.
Qué acto más insano,
propio de un tirano,
no de un ser humano
no de un hermano
sino de un pagano
Sueña con socavar el llano
cual hortelano,
introducir el ingenio troyano
en paraje muy lozano
por donde vuela el milano
y suena en verano
el cante jondo gitano.
Me refiero al ano.


Úrsula
17.2.03

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