miércoles, 17 de octubre de 2007

Anal-fabetismo


Si bien las personas que no han tenido oportunidad de aprender a leer y a escribir merecen todos mis respetos, no así los informáticos, que sólo merecen mi agradecimiento. Me explicaré, e iré un poco más allá.

Gracias a los informáticos puedo publicar aquí estas palabras y compartirlas, y no se me escapa que debo agradecerles muchas cosas más relacionadas con la comunicación, pues conocen e inventan lenguajes que nos permiten traspasar fronteras de diversa índole. Ahora bien, utilizar los medios que han puesto a mi alcance supone para mí un esfuerzo constante de contención de ciertos instintos agresivos y, en sentido figurado, me veo obligado a todas horas a taparme la nariz ante el hedor que desprenden sus nefastas traducciones del inglés y las pedantes y mediocres anotaciones, definiciones, explicaciones, consejos, y avisos que me voy encontrando cuando navego o utilizo cualquier programa, pues son como pestilentes ventosidades producidas por una desmesurada ingestión de habas, procedentes todas y para todos ellos de la misma cosecha transgénica, por lo visto, lo cual parece ya una costumbre arraigada, casi un movimiento postartístico. Creo que, tras el arte de expresarse elegantemente y con claridad, la ignorancia y la desidia les han llevado a urdir un plan para la destrucción gratuita del lenguaje, hasta ahí hemos llegado de su mano. Y de ahí el triste juego de palabras en el título de esta entrada del blog. Y tengo la fundada sospecha de que se alimentan de latas de fabada. De otro modo, es que no me lo explico.
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Es cierto que el lenguaje lo hacemos nosotros, la gente que habla, las personas. Pero, ¿hablan los informáticos?, ¿son personas? Si existe policía es porque existen ladrones y asesinos. ¿No deberíamos crear un cuerpo de correctores y asignar uno a cada barrio para que vaya vigilando a los informáticos en sus casas y en sus empresas? ¿No fue acaso un acto de mala fe premeditado que uno de ellos me sugiriera que "copipasteara" unos textos? ¿Acaso no tenía yo derecho en aquellos tristes momentos a que alguien me defendiera de tal agresión? ¿Es que no merecemos muchos una compensación mensual por daños y perjuicios?

Con el fin de concienciar a las inocentes víctimas de semejante movimiento destructor de la palabra (¡¡delincuentes!!), iré apuntando aquí cuando me indigne algunas construcciones y expresiones que turban nuestra intimidad lingüística, nuestros cultos hogares y nuestro buen discurrir mental. Se agradecerán aportaciones.


Listado de hallazgos hediondos:
-Copipastear
-Su papelera ha sido vaciada con éxito

-Moderar comentarios

-Interesidad (grado de interés en flickr.com)

-Vistas todo el tiempo (Fotos vistas desde que uno se registró en flickr.com)


1 comentario:

Iza dijo...

Je,je, que copro-lógico anal-fabetismo