lunes, 28 de julio de 2008

El certificado

.

Amigo –Una cosa que envidio de ti es tu condición de judío.

Yo –¿Por qué, si puede saberse? Eso es una sublime tontería.

Amigo –Yo estoy convencido de que, sin lugar a dudas, ser judío es un valor añadido.

Yo –En mi vida he oído una estupidez semejante.

Amigo –Además últimamente he estado pensando seriamente en convertirme. Dime, ¿hace falta pasar por algún rito de iniciación?

Yo –Desde luego. ¡Milenario, además!

Amigo –¿En qué consiste?

Yo –En primer lugar, debes circuncidarte, y si realmente sopesas esa posibilidad, te recomiendo que vayas a un especialista, en vez de ponerte en manos de un rabino de pulso tembloroso que media hora antes ha estado sacrificando corderos en el matadero y después irá a rezar un kadish a un funeral. Y lo digo, más que nada, porque el rabino trabaja sin anestesia, y es muy posible que mi aversión a los rezos salmódicos venga de cuando sufrí, al poco de nacer, semejante mutilación. Años más tarde oí con el corazón en un puño el llanto de desolación de mi hermano pequeño y, en fin, tú verás. Y no, no sé si se pierde sensibilidad, eso ya lo hablamos una vez. Lo único que te digo es que, realmente, para entregar tu prepucio a Dios debes creer en él, sobre todo para poder orar con el corazón y pedirle que al rabino no le entre el hipo en el momento de proceder al acto para la continuidad de la higiene genital de nuestro pueblo.

Amigo –(Sobrecogido) ¿Y una vez circuncidado ya eres judío?

Yo –¡Qué va! ¡Podrían confundirte con un musulmán! Todavía falta el ritual de iniciación. El pueblo judío entero debe aceptarte. Lo primero que te preguntará el rabino (te recomiendo uno ortodoxo, son los peores) es por qué quieres ser judío. ¿Qué le contestarías?

Amigo –¡Que es divertido! ¡Tiene que ser apasionante!

Yo –Sí, es muy divertido vivir pendiente de cuándo tienes que cambiar de país, y aprender muchas lenguas. Lo verdaderamente apasionante es que te persigan los nazis. Tú dile esto y luego ven a contarme qué cara te ha puesto.

Amigo –Dime entonces qué hay que decirle.

Yo –Te recomiendo que te leas El rabino, de Noah Gordon. Allí encontrarás la respuesta.

Amigo –Y si me convierto, ¿me darán un certificado, o algo? Yo lo quiero sobre el papel.

Yo –Mira, si quieres puedes venir mañana a una comida con unos amigos. Estaremos dos familias al completo.

Amigo –No sé, no sé si me sentiré a gusto. ¿Tú crees que me aceptarán?

Yo –Claro. Y tranquilo, la comida te gustará. Va a ser una barbacoa: butifarras, paté de jamón de Jabugo, berberechos, y tal. Todo kasher.

Amigo –Así, ¿me aseguras que tendré un plato en la mesa? No lo veo claro. ¿Qué dirá tu madre? Creo que me sentiría fuera de lugar, como un extraño.

Yo –Tranquilo. Estarás en tu casa, nos conocemos de toda la vida. Te trataremos como a un igual y podrás ver desde dentro cómo movemos el cotarro socio-económico. Probablemente se hablará de la doble boda de dos de ellos con dos no-judíos.

Amigo –Y si voy, ¿me podéis dar un certificado de asistencia?

Yo –Claro, y haremos fotos de familia para la posteridad contigo en primer plano en calidad de aprendiz. Y además te dejaremos pasear por el jardín y si quieres puedes lavar los platos judíos.

Amigo –Pero, vamos a ver, ¿tú crees que algún día llegaré a ser tan judío como tú?

Yo –Para un ortodoxo no lo serás nunca, pues no eres de madre judía. Para un reformista eres judío si te sientes judío. Ven mañana, hombre, eso te ayudará a integrarte.

Amigo –¿Y se tomará alguna decisión importante en esa… congregación? No, no es esa la palabra…

Amiga presente –¡Comunidad!

Amigo –¡Eso me gusta! ¡Comunidad! ¿Se decidirá algo que afecte a la comunidad?

Yo –¿Al pueblo judío?

Amigo –Bueno… Sí.

Yo –Seguramente. Ya nos las arreglaremos. ¿Y qué es lo que te atrae tanto, lo de ser el pueblo elegido?

Amigo –No. Lo que dice el cristianismo me parece una chorrada. Los judíos, por ejemplo, no creen que Cristo sea el Mesías, ¿no? ¡Pues yo tampoco!

Yo –¡Tampoco lo creen los musulmanes!

Amigo –Ya, pero el Dios de los judíos es más abstracto.

Yo –Tampoco los musulmanes adoran ídolos.

Amigo –Ya, pero no es por eso.

Una semana después

Yo –¡Rajao! Por cierto, dice mi madre que si quieres ser judío, con decir que lo eres, basta, y que si quieres un certificado, que te lo hagas tú mismo, que es lo mejor.

.

Tirando la caña

Con una desconocida jugué una vez a hacer un poema a base de añadir un verso cada uno. Hoy lo he encontrado y me gustan los míos (en rojo y redonda). Supuso un cierto esfuerzo seguir un hilo, darle una intención, cuando mi contrincante escribía algunos versos sin sentido alguno, como verá quien se aventure a leerlo.


El ámbar de tus calcetines, esta tarde

no me muestra la tiza que esconde.

Te hubiera pintado de blanco lo grave

pero he de apuntar las palabras clave:

(y quieras o no habrás de decirme dónde)

en el sexo, el sueño y el hambre,

serán gónada, pistilo y estambre.

En todos ellos encontraré mi estanque.

Como anzuelo, en mi caña tú ponme

el velo aceite de oliva verde

y vuélvase tu tiza ámbar y ternura

¡ahora! con fuerza, al instante…

Del calcetín, su fiera envergadura

surge, atómica la tonsura, dura

no verás mi polla hoy, vana cordura,

pues no estamos en la hora obscura.

¿Hará falta que las luces se tornen tiniebla?

¿Cómo será si la mano tiembla?

¿Será como el momento alado de la siembra?

Será como un campo de amapolas después de la siega.

1.12.07

.

viernes, 18 de julio de 2008

Mutantes

.
Hará diez años me enteré de que justo en la desembocadura del río Llobregat existía una masía abandonada a cuyos muros llegaba ya el mar, que había ido comiéndose la tierra del delta. Vi fotos antiguas en que aún estaba rodeada de campos cultivados, y sentí curiosidad por ver las olas entrando en la casa .

Entre polígonos industriales colindantes al aeropuerto y caminos por los que no pasearía ni de día, conseguí encontrar la desembocadura, dejé el coche y, sorteando innumerables latas, botellas y desperdicios de diversa índole expulsados por el mar, me acerqué a la orilla. Y allí estaba la vieja masía, un edificio sin el menor encanto. Durante las tormentas el agua debía de golpear aquellas piedras centenarias, pero aquel día quedaba a un par de metros de la casa, dentro de la cual había tanta basura que enseguida supe que no valía la pena siquiera rodearla, y la idea de entretenerme por allí un rato buscando algún tronco de formas sugerentes la desestimé también de inmediato. Ni rastro de la belleza visual que había ido a buscar.

Mi decepción era tal que decidí marcharme de allí cuanto antes, cosa que hice con mayor rapidez cuando vi que llegaba un coche y se bajaban de él un hombre y una mujer de aspecto poco agradable. Allí no había nada que hacer, nada que ver, nada sano que recolectar, por tanto el sospechoso motivo de su llegada fue más que suficiente para que me apresurara a no compartir aquel basurero con ellos.

De camino al coche, en cuanto dejé la playa y pisé tierra firme, noté que mis botas camperas pesaban más de lo normal, y descubrí que el hueco entre el tacón y la suela se hallaba repleto de una masa de arena compacta. Sabiendo que la arena mojada no se pega de ese modo, no quise quedarme allí más tiempo y opté por quitarla más tarde, no me importó que ensuciara el suelo del coche. Me sentía extraño en aquel lugar inhóspito y, sencillamente, me marché.

No volví a acordarme del mazacote adherido a mis botas hasta que estaba en el ascensor de casa, y lo que vi al mirarlas me sorprendió hasta asustarme. La masa de arena se había vuelto de color verde oscuro brillante y eléctrico como la pintura metalizada de un coche, o como el del caparazón irisado de ciertos escarabajos. Entré en casa con las botas en las manos, las dejé en el cuarto de baño y fui rápidamente en busca de un destornillador. Con él rasqué toda la arena incrustada asegurándome de que ni un grano cayera fuera del wáter y con cuidado de no tocarla con las manos. La operación no me llevó menos de veinte minutos.

Cuando pienso en las playas de nuestro litoral que tanto he frecuentado desde niño (la del Parque Natural del Delta del Llobregat, la más cercana, o las de Gavà y Castelldefels, a escasos kilómetros, me pregunto hasta qué punto estamos siendo envenenados por las fábricas que producen lo que consumimos y por los servicios que tan felizmente utilizamos, y sólo se me ocurre que lo que no nos mata, nos hace mutantes.

He buscado la masía en Google Maps pero debe de haber desaparecido y, reflexionando sobre la velocidad de la erosión natural, yo más bien diría que se ha desintegrado. Si a alguno de mis lectores (supongamos que los tengo), le urge ocultar un cadáver, no le recomiendo esa playa por no convertirme en cómplice, no por otra cosa. Y mientras esperamos que construyan las nuevas pistas de nuestro aeropuerto internacional para volar en vacaciones a paraísos que tenemos ya pensado contaminar lo antes posible, recordemos con algarabía cuánta razón tenía La Trinca en aquella canción que cantábamos de niños danzando frente al tocadiscos llenos de gozo e ignorancia. (Que nadie se olvide de sacar bien la voz cuando llega lo de “Com enyorem els pes-ca-dors…”, y que alguien se encargue de hacer los coros en el estribillo). CATALANS, CANTEM!!!


.

El Danuvi és blau

tal com diu "l'Strauss"

Però el riu Llobregat

és amarronat,

el Besòs és verd

i groc n'és el Ter.

L'Ebre vist del mar

és blanc nuclear

i el Segre mirat

des d'un puig

és color de gos com fuig.

Aigües tèrboles,

aigües tòxiques,

clavegueres enciseres,

aigües fètides,

aigües pútrides,

que gentils regueu

el clar país, el meu.

Hi ha rius d'un groc tinyós,

n'hi ha d'un tornasol oliós,

n'hi ha d’un caqui llefiscós,

i és que de porqueria

n'hi ha de tots colors.

Flairem els efluvis jolius

que fan els nostres rius.

Cantem ensumant cara al vent:

Quina catipen!

Cadàvers de gallina

i llaunes de tonyina

i raspes de sardina

és tot el bestiar

que al riu s'hi pot trobar.

Com enyorem els pes-ca-dors

ara que han tocat el dos,

que de peixos si n'hi ha alguns

suren junts ben difunts

confitats amb un suc pudent

plè d'escuma detergent

i residus radioactius,

papers, plàstics i preservatius.

Líquids patògens, detritus càustics,

fluïds atòmics, bosses de plàstic.

Quin femer!

El riu Llobregat és amarronat,

el Besòs és verd i groc n'és el Ter.

L'Ebre vist del mar és blanc nuclear

i el Segre mirat des d'un puig

és color de gos com fuig

Que de porqueria n'hi ha de tots colors!

.

Poca cosa (contactos)

Veo la foto de una mujer preciosa y descubro que me falta un cm para lo que ella considera alto y seguramente unos cuantos kilos para lo que considera fuerte, pues peso poco más que ella. Y no está ella para poca cosa, dice con desprecio. Para colmo me sobran 4 años vividos. Y yo, ¿por qué demonios le escribo estas líneas si además es probable que no haya pagado y no pueda leerme? Tan sólo porque por un momento he tenido ganas de besarle la nariz.
La vida es así de absurda, y ahora me dirigiré hacia la nevera a tomarme un yogur que no tengo.

.