domingo, 21 de diciembre de 2008

La lengua, tal como la usamos

.

Me pregunto si fuera de nuestro planeta habrá vida tal como la conocemos, o si quizá en otros lugares no exista el tiempo tal como lo conocemos. Entonces me levanto de la cama tal como nos levantamos, me como un yogur tal como nos lo comemos y hago una lista de la compra tal como la hacemos, porque en la nevera sólo queda un huevo tal como nos queda un huevo cuando nos queda tal como nos queda, cuando es un huevo tal como lo conocemos.

.

.

domingo, 14 de diciembre de 2008

TEMPUS FUGIT

.
Tempus fugit

So let's do it,

Let's give it all.

.
.

Interferencia

.
Cuando pasé por al lado de Marta me di cuenta, por el volumen de su vientre, de que era a ella a quien buscaba. Le faltaba poco para dar a luz y, según me habían dicho, la mujer con quien tenía que hablar estaba embarazada. Me presenté y hablamos unos minutos del asunto que yo debía resolver. Ya la había visto meses atrás pero no sabía que era ella, y me pareció atractiva porque tenía buen tipo pero, aunque de cara no era fea ni mucho menos, tenía una expresión seria y sin el encanto que suele llamar mi atención. Mientras hablábamos, se me ocurrió que en cuanto diera a luz estaría más hermosa que nunca, y me planteé cometer la osadía de soltárselo. Entonces imaginé su vida, pensé en el padre de su hija, (“cuando nazca la niña”, dijo), en su amor, en la ilusión de parir, en todas las novedades, preocupaciones y ocupaciones que le esperaban en los meses siguientes. Me pregunté si mi comentario iba a resultar un simple cumplido que pronto olvidaría o si, por el contrario, se escondería en algún lugar de su mente para reaparecer en su recuerdo un día cuando lo necesitara, o si tal vez, por extraños motivos íntimos, podría llegar a ser una interferencia en sus sentimientos. Pensé que si era una mujer con las cosas claras y con sus necesidades afectivas cubiertas, mi atrevimiento le parecería en el fondo propio de un estúpido, o de un gamberro en lo sentimental. Pero, si no lo era (entramos por las grietas), ¿podía yo tener derecho a turbarla en esos momentos? La conversación acabó, el asunto quedó resuelto. “Pronto vas a estar más hermosa que nunca”. Le sonreí, me di la vuelta y me alejé. Finalmente no se lo dije.
Bueno, lo cierto es que sí lo hice.
.

.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

BIENVENIDOS

.
Hablaba hace poco de que recibo mensajes de mujeres chinas y rusas traducidos con traductor automático, y decía que el tercer mundo está intentando decirnos algo mediante cartas de amor. Comenté también que el estúpido programa se dedica a encriptar sistemáticamente los escritos sin que de ello se desprenda siquiera una intención, pero las máquinas han probado un sistema nuevo y han dado un paso adelante. Hoy he recibido un mensaje en clave que da pistas claras sobre sus intenciones. Si antes, por cuestiones de interpretación informática de códigos lingüísticos, una letra con acento podías encontrártela cambiada por un signo incoherente, ahora introducen caracteres orientales, es decir, kanjis, conceptos. Si observamos el texto adjunto con atención y poniendo la vista borrosa, podremos apreciar con toda claridad y en tres dimensiones el trazado de las calles de nuestra ciudad en un mapa en que cada kanji se corresponde con un restaurante chino o pseudojaponés, un colmado oriental o una tienda de “Todo a 1 € o más”. Más allá del amor está la economía. La invasión ha empezado, se están introduciendo en nuestras mentes a través del lenguaje, y dentro de poco habrá que aprender mandarín para leer un mail de tu hermano. Démosles la bienvenida, no hay vuelta atrás.

Tu perfil ha sido validado. Los administradores del servicio pueden editar lo que escribes, y borrar partes del texto, el texto integro o im醙enes as?como calificar 閟tas como privadas a鷑 cuando t?las hayas puesto como p鷅licas. Contactos de telefono, e-mail, messenger, o de webs, asi como lenguaje grosero, seran borrados. Tambi閚 las im醙enes que no cumplan un m韓imo decoro, que sean sexualmente expl韈itas, de mala calidad como para que no se distinga a la persona, etc. Los desnudos o semi desnudos ser醤 borrados como foto principal y ser醤 calificados como privados en las fotos secundarias. […] No escribas todo en may鷖culas - en Internet equivale a estar gritando.
.

lunes, 1 de septiembre de 2008

DENOMINACIÓN DE ORIGEN

.
Cuando en 1999 el geólogo francés Jambon De la Crêpe analizó en su laboratorio de Carnedd Llywelyn, en Snowdonia, las muestras de un nuevo meteorito, se quedó tan confuso que decidió falsear los informes y guardar los verdaderos resultados en secreto, pues a nadie se atrevía a revelarlos. Desde entonces, a la verde planicie situada frente al castillo de Flint, receptora del pedrusco caído del cielo, la llamó para sí Porkstuff Plain.


Nueve años antes, Pietr Embut, reconocido artista letón residente en Florida, había convencido a algunos científicos de la NASA de la necesidad de lanzar al espacio alguna muestra de vida en la Tierra, con etiqueta de denominación de origen debidamente cumplimentada, para informar a posibles seres extraterrestres de la existencia de nuestro planeta, en vista de que no se obtenía respuesta a las constantes emisiones de ondas de radio lanzadas hacia otras galaxias. Se convino entonces que se construiría un potente cañón en una base lunar y que desde allí se dispersarían por el universo las muestras escogidas para tal efecto. Habida cuenta de que ningún ser vivo podría sobrevivir mucho tiempo en el espacio y de que no existía manera de construirle un hábitat duradero, Embut propuso finalmente enviar algo que hubiese estado vivo en algún momento, con el convencimiento de que si una forma de vida superior se topara con nuestro regalito, sería capaz de comprender el sentido del mensaje. Así, cuando todos los preparativos estuvieron listos, se transportaron a la base lunar veinte toneladas del producto escogido, y fueron disparadas en todas direcciones en diversos cañonazos. La operación fue inmortalizada en una cinta que el artista se comprometió a no mostrar al mundo hasta pasados quince años.

El astronauta español Juanito del Robledal, a bordo del transbordador espacial que en el 2003 viajaba a la base lunar con la misión de desmontar un cañón el propósito de cuya instalación nadie le había desvelado, poco antes de llegar a la base informó por radio de que había entrado en una lluvia de meteoritos. “No, no son meteoritos, un momento, parecen gusanos; ¡no, no son gusanos, ¡son…! Se cortó la comunicación tras el impacto de aquellos objetos errantes no identificados, que mancharon de rojo el cristal de la cabina. Los desperfectos resultantes obligaron a anular la misión y a volver a la Tierra apresuradamente. El piloto nunca contó lo que realmente vio, por miedo a que lo tomaran por loco, y los resultados de los análisis de los restos calcinados que se hallaron adheridos al exterior de la nave, jamás salieron a la luz. A su regreso, Del Robledal dejó la profesión y puso una charcutería en su pueblo natal de Castilla.


Dos años después, una mañana de agosto, el geólogo De la Crêpe, de vacaciones y desayunando en un chiringuito de la Platja de Migjorn, en Formentera, se atragantó con una pata de cruasán mojada en café con leche mientras leía el periódico local. En él se contaba que un tal Pietr Embut había dado una rueda de prensa durante la Expo 2005 Aichi, celebrada en Japón, al este de la ciudad de Nagoya. El acto había tenido lugar en el Pabellón de España, en una carpa levantada junto al bar de tapas. Los periodistas españoles, que habían asistido a la proyección de la cinta presentada por Embut, alababan su magnífico trabajo de animación por ordenador. Se decía además que el artista, así como su obra, gozaban ya de una gran popularidad en toda España, pues sus declaraciones habían hecho que el mundo entero centrara su atención en la participación española en el evento. El titular, “Bombas picantes”, hacía referencia a su excentricidad y a su oportuno sentido del humor, pues la noticia reproducía las declaraciones en que Pietr Embut afirmaba seriamente que no había tal trabajo de animación, que lo que ellos veían salir disparado al espacio eran sencillamente miles de chorizos de Guijuelo, picantes, cada uno con su etiqueta de denominación de origen.

Jambon de la Crêpe, con un fragmento del meteorito de Porkstuff Plain.

.

viernes, 29 de agosto de 2008

Magnum delirium

En un sueño estoy durmiendo con mi amigo N en la misma cama, ambos vestidos y cada uno vuelto hacia un lado, dándonos la espalda. No cabemos bien, el colchón es muy estrecho. De repente, dormido, grito:
“¡¡¡Higgins!!!”
Abro los ojos, veo que N está intentando taparse y vuelvo a dormirme. Me despierto de nuevo
al poco rato, y veo que el colchón está cortado a lo largo por la mitad, y que cada uno de nosotros está en su mitad. Entre los dos pedazos hay un tendedero con ropa de colores y veo a N mirándome entre la ropa tendida con cara de no haber podido dormir.

Un rato más tarde estoy hablando con un amigo mío en el sótano de la casa. Es Rick, uno de los amigos de Magnum en la serie de Tom Selleck.

viernes, 8 de agosto de 2008

Smileagain Turbo

.
Para la mala leche tengo entendido que van bien unos supositorios llamados Smileagain Turbo, pero no te los recomiendo, producen risa tonta. Hay en cambio un tratamiento con resultados menos inmediatos pero sin efectos secundarios, a base de hierbas, pero hay que tener tiempo de ir a pastar.
.

.

jueves, 7 de agosto de 2008

Traductor automático

Este resumen no está disponible. Haz clic en este enlace para ver la entrada.

Instalaciones

.
Sobre un mueble de mi cuarto, frente a la ventana, tengo 2 frascos de vidrio con tapones de corcho y dos botellas antiguas o viejas. En uno de los frasquitos hay cristales azules encontrados en la playa y sumergidos en agua. Son difíciles de encontrar (no así los verdes o marrones, de botellas de cerveza). Hace años estuve en el museo Peggy Guggenheim de Venecia y vi unos estantes colocados contra una ventana con muchas figuritas de cristal azul. La luz entrante las atravesaba, me gustó el efecto y me quedé con la idea. En el otro frasco hay también agua y cristales de otros colores: amarillo, naranja, rojo y rosa, también alguno verde. En las botellas tengo inmersos diferentes tipos de bombillas, así como cuentagotas de vidrio.

El origen de la sensación que persigo hay que buscarlo en mi infancia, concretamente en Krypton. No, no soy Superman, pero me gustaba la fortaleza hecha de cristales de hielo que éste poseía en el Polo Norte, y recuerdo un pedazo de reluciente kryptonita que extraía de un cuadro de mandos para comunicarse con su padre muerto.


Junto con los tubos cuentagotas hay bombillas pequeñas de las que encontraríamos en una linterna, la parte metálica la quité. Algunas flotan, otras pesan demasiado aunque tengan aire dentro. Una de las botellas contiene sólo bombillas de ristras de árbol de navidad. Unas flotan y perdieron la pintura, que yace al fondo en pedacitos multicolores que me gusta ver dispersarse en el agua cuando muevo la botella. Las que no flotan son de colores, con forma de preservativo, y se mantienen erguidas.

Cuando invité a casa a una amiga bailarina y directora de teatro, me dijo que yo podría hacer instalaciones para exposiciones y otros eventos artísticos. Ayer estuve en uno en que ella participaba en una performance, y pude observar realmente a qué se refería. Había un jardín en el que, entre las plantas, alguien había colocado un cerdo con botas del tamaño de un cerdo con botas y pintado de rojo, también las botas. Y entre unos cactus destacaba un agresivo tiranosaurio del mismo color y del tamaño de un tejón. Cerca, sobre una mesa, había un hermoso mac portátil de color blanco y, junto a él, una mujer de sugerentes curvas y labios vestida de un modo que me pareció sofisticado pero que a mi acompañante le resultó sencillamente vulgar, impresión que me argumentó de modo altamente convincente (la diferencia entre sofisticación, elegancia y vulgaridad habrá que analizarla en otro momento). Se servían bebidas de color azul, y la heterosexualidad entre el público asistente era minoritaria. No así, como suele pasar en estos eventos también, los índices de excentricidad, superficialidad y esnobismo. Había tanta gente que no pude ver bailar a mi amiga, pero algunas esculturas, pinturas y fotografías de la exposición hicieron que valiera la pena asistir, además del hecho de poder saludarla. Y de camino a casa estuve pensando en qué clase de instalación podría hacer yo. Una cosa es crear un ambiente, para lo cual primero hay que pensar qué ambiente se desea crear y, quizá, sobre todo, qué ambiente no se desea crear. Ahora bien, quizá se trate sencillamente de sorprender o de llamar la atención a base de imágenes a cual más absurda y sin mensaje ni significado.

Entonces me acordé de una chica desconocida con la que había estado chateando. Dijo que buscaba sensaciones agradables, así que le propuse una. Tracé un plan erótico-morboso-inmediato diseñado para ella. Se trataba de presentarme en su casa con una sandía y una bolsita de champiñones frescos, y primero cortar los champiñones a rodajas y meterlos un rato en el congelador, partir en dos la sandía y meterla e la nevera. El plan era desnudarla, colocarle rodajas fresquitas de champiñón por todo el cuerpo, hacer que metiera los pies en las mitades de sandía y, tras chapotear con los dedos en la fruta, llevarla de la mano recorriendo la habitación ambientada con música de Wagner o heavy metal, según convinimos.

Pronto me di cuenta de que, mientras que yo hablaba en serio, la buscadora de sensaciones agradables sólo bromeaba, y con escasa gracia. Al poco desapareció sin despedirse. Pero yo ya la tenía instalada en mi cabeza.

.

lunes, 28 de julio de 2008

El certificado

.

Amigo –Una cosa que envidio de ti es tu condición de judío.

Yo –¿Por qué, si puede saberse? Eso es una sublime tontería.

Amigo –Yo estoy convencido de que, sin lugar a dudas, ser judío es un valor añadido.

Yo –En mi vida he oído una estupidez semejante.

Amigo –Además últimamente he estado pensando seriamente en convertirme. Dime, ¿hace falta pasar por algún rito de iniciación?

Yo –Desde luego. ¡Milenario, además!

Amigo –¿En qué consiste?

Yo –En primer lugar, debes circuncidarte, y si realmente sopesas esa posibilidad, te recomiendo que vayas a un especialista, en vez de ponerte en manos de un rabino de pulso tembloroso que media hora antes ha estado sacrificando corderos en el matadero y después irá a rezar un kadish a un funeral. Y lo digo, más que nada, porque el rabino trabaja sin anestesia, y es muy posible que mi aversión a los rezos salmódicos venga de cuando sufrí, al poco de nacer, semejante mutilación. Años más tarde oí con el corazón en un puño el llanto de desolación de mi hermano pequeño y, en fin, tú verás. Y no, no sé si se pierde sensibilidad, eso ya lo hablamos una vez. Lo único que te digo es que, realmente, para entregar tu prepucio a Dios debes creer en él, sobre todo para poder orar con el corazón y pedirle que al rabino no le entre el hipo en el momento de proceder al acto para la continuidad de la higiene genital de nuestro pueblo.

Amigo –(Sobrecogido) ¿Y una vez circuncidado ya eres judío?

Yo –¡Qué va! ¡Podrían confundirte con un musulmán! Todavía falta el ritual de iniciación. El pueblo judío entero debe aceptarte. Lo primero que te preguntará el rabino (te recomiendo uno ortodoxo, son los peores) es por qué quieres ser judío. ¿Qué le contestarías?

Amigo –¡Que es divertido! ¡Tiene que ser apasionante!

Yo –Sí, es muy divertido vivir pendiente de cuándo tienes que cambiar de país, y aprender muchas lenguas. Lo verdaderamente apasionante es que te persigan los nazis. Tú dile esto y luego ven a contarme qué cara te ha puesto.

Amigo –Dime entonces qué hay que decirle.

Yo –Te recomiendo que te leas El rabino, de Noah Gordon. Allí encontrarás la respuesta.

Amigo –Y si me convierto, ¿me darán un certificado, o algo? Yo lo quiero sobre el papel.

Yo –Mira, si quieres puedes venir mañana a una comida con unos amigos. Estaremos dos familias al completo.

Amigo –No sé, no sé si me sentiré a gusto. ¿Tú crees que me aceptarán?

Yo –Claro. Y tranquilo, la comida te gustará. Va a ser una barbacoa: butifarras, paté de jamón de Jabugo, berberechos, y tal. Todo kasher.

Amigo –Así, ¿me aseguras que tendré un plato en la mesa? No lo veo claro. ¿Qué dirá tu madre? Creo que me sentiría fuera de lugar, como un extraño.

Yo –Tranquilo. Estarás en tu casa, nos conocemos de toda la vida. Te trataremos como a un igual y podrás ver desde dentro cómo movemos el cotarro socio-económico. Probablemente se hablará de la doble boda de dos de ellos con dos no-judíos.

Amigo –Y si voy, ¿me podéis dar un certificado de asistencia?

Yo –Claro, y haremos fotos de familia para la posteridad contigo en primer plano en calidad de aprendiz. Y además te dejaremos pasear por el jardín y si quieres puedes lavar los platos judíos.

Amigo –Pero, vamos a ver, ¿tú crees que algún día llegaré a ser tan judío como tú?

Yo –Para un ortodoxo no lo serás nunca, pues no eres de madre judía. Para un reformista eres judío si te sientes judío. Ven mañana, hombre, eso te ayudará a integrarte.

Amigo –¿Y se tomará alguna decisión importante en esa… congregación? No, no es esa la palabra…

Amiga presente –¡Comunidad!

Amigo –¡Eso me gusta! ¡Comunidad! ¿Se decidirá algo que afecte a la comunidad?

Yo –¿Al pueblo judío?

Amigo –Bueno… Sí.

Yo –Seguramente. Ya nos las arreglaremos. ¿Y qué es lo que te atrae tanto, lo de ser el pueblo elegido?

Amigo –No. Lo que dice el cristianismo me parece una chorrada. Los judíos, por ejemplo, no creen que Cristo sea el Mesías, ¿no? ¡Pues yo tampoco!

Yo –¡Tampoco lo creen los musulmanes!

Amigo –Ya, pero el Dios de los judíos es más abstracto.

Yo –Tampoco los musulmanes adoran ídolos.

Amigo –Ya, pero no es por eso.

Una semana después

Yo –¡Rajao! Por cierto, dice mi madre que si quieres ser judío, con decir que lo eres, basta, y que si quieres un certificado, que te lo hagas tú mismo, que es lo mejor.

.

Tirando la caña

Con una desconocida jugué una vez a hacer un poema a base de añadir un verso cada uno. Hoy lo he encontrado y me gustan los míos (en rojo y redonda). Supuso un cierto esfuerzo seguir un hilo, darle una intención, cuando mi contrincante escribía algunos versos sin sentido alguno, como verá quien se aventure a leerlo.


El ámbar de tus calcetines, esta tarde

no me muestra la tiza que esconde.

Te hubiera pintado de blanco lo grave

pero he de apuntar las palabras clave:

(y quieras o no habrás de decirme dónde)

en el sexo, el sueño y el hambre,

serán gónada, pistilo y estambre.

En todos ellos encontraré mi estanque.

Como anzuelo, en mi caña tú ponme

el velo aceite de oliva verde

y vuélvase tu tiza ámbar y ternura

¡ahora! con fuerza, al instante…

Del calcetín, su fiera envergadura

surge, atómica la tonsura, dura

no verás mi polla hoy, vana cordura,

pues no estamos en la hora obscura.

¿Hará falta que las luces se tornen tiniebla?

¿Cómo será si la mano tiembla?

¿Será como el momento alado de la siembra?

Será como un campo de amapolas después de la siega.

1.12.07

.

viernes, 18 de julio de 2008

Mutantes

.
Hará diez años me enteré de que justo en la desembocadura del río Llobregat existía una masía abandonada a cuyos muros llegaba ya el mar, que había ido comiéndose la tierra del delta. Vi fotos antiguas en que aún estaba rodeada de campos cultivados, y sentí curiosidad por ver las olas entrando en la casa .

Entre polígonos industriales colindantes al aeropuerto y caminos por los que no pasearía ni de día, conseguí encontrar la desembocadura, dejé el coche y, sorteando innumerables latas, botellas y desperdicios de diversa índole expulsados por el mar, me acerqué a la orilla. Y allí estaba la vieja masía, un edificio sin el menor encanto. Durante las tormentas el agua debía de golpear aquellas piedras centenarias, pero aquel día quedaba a un par de metros de la casa, dentro de la cual había tanta basura que enseguida supe que no valía la pena siquiera rodearla, y la idea de entretenerme por allí un rato buscando algún tronco de formas sugerentes la desestimé también de inmediato. Ni rastro de la belleza visual que había ido a buscar.

Mi decepción era tal que decidí marcharme de allí cuanto antes, cosa que hice con mayor rapidez cuando vi que llegaba un coche y se bajaban de él un hombre y una mujer de aspecto poco agradable. Allí no había nada que hacer, nada que ver, nada sano que recolectar, por tanto el sospechoso motivo de su llegada fue más que suficiente para que me apresurara a no compartir aquel basurero con ellos.

De camino al coche, en cuanto dejé la playa y pisé tierra firme, noté que mis botas camperas pesaban más de lo normal, y descubrí que el hueco entre el tacón y la suela se hallaba repleto de una masa de arena compacta. Sabiendo que la arena mojada no se pega de ese modo, no quise quedarme allí más tiempo y opté por quitarla más tarde, no me importó que ensuciara el suelo del coche. Me sentía extraño en aquel lugar inhóspito y, sencillamente, me marché.

No volví a acordarme del mazacote adherido a mis botas hasta que estaba en el ascensor de casa, y lo que vi al mirarlas me sorprendió hasta asustarme. La masa de arena se había vuelto de color verde oscuro brillante y eléctrico como la pintura metalizada de un coche, o como el del caparazón irisado de ciertos escarabajos. Entré en casa con las botas en las manos, las dejé en el cuarto de baño y fui rápidamente en busca de un destornillador. Con él rasqué toda la arena incrustada asegurándome de que ni un grano cayera fuera del wáter y con cuidado de no tocarla con las manos. La operación no me llevó menos de veinte minutos.

Cuando pienso en las playas de nuestro litoral que tanto he frecuentado desde niño (la del Parque Natural del Delta del Llobregat, la más cercana, o las de Gavà y Castelldefels, a escasos kilómetros, me pregunto hasta qué punto estamos siendo envenenados por las fábricas que producen lo que consumimos y por los servicios que tan felizmente utilizamos, y sólo se me ocurre que lo que no nos mata, nos hace mutantes.

He buscado la masía en Google Maps pero debe de haber desaparecido y, reflexionando sobre la velocidad de la erosión natural, yo más bien diría que se ha desintegrado. Si a alguno de mis lectores (supongamos que los tengo), le urge ocultar un cadáver, no le recomiendo esa playa por no convertirme en cómplice, no por otra cosa. Y mientras esperamos que construyan las nuevas pistas de nuestro aeropuerto internacional para volar en vacaciones a paraísos que tenemos ya pensado contaminar lo antes posible, recordemos con algarabía cuánta razón tenía La Trinca en aquella canción que cantábamos de niños danzando frente al tocadiscos llenos de gozo e ignorancia. (Que nadie se olvide de sacar bien la voz cuando llega lo de “Com enyorem els pes-ca-dors…”, y que alguien se encargue de hacer los coros en el estribillo). CATALANS, CANTEM!!!


.

El Danuvi és blau

tal com diu "l'Strauss"

Però el riu Llobregat

és amarronat,

el Besòs és verd

i groc n'és el Ter.

L'Ebre vist del mar

és blanc nuclear

i el Segre mirat

des d'un puig

és color de gos com fuig.

Aigües tèrboles,

aigües tòxiques,

clavegueres enciseres,

aigües fètides,

aigües pútrides,

que gentils regueu

el clar país, el meu.

Hi ha rius d'un groc tinyós,

n'hi ha d'un tornasol oliós,

n'hi ha d’un caqui llefiscós,

i és que de porqueria

n'hi ha de tots colors.

Flairem els efluvis jolius

que fan els nostres rius.

Cantem ensumant cara al vent:

Quina catipen!

Cadàvers de gallina

i llaunes de tonyina

i raspes de sardina

és tot el bestiar

que al riu s'hi pot trobar.

Com enyorem els pes-ca-dors

ara que han tocat el dos,

que de peixos si n'hi ha alguns

suren junts ben difunts

confitats amb un suc pudent

plè d'escuma detergent

i residus radioactius,

papers, plàstics i preservatius.

Líquids patògens, detritus càustics,

fluïds atòmics, bosses de plàstic.

Quin femer!

El riu Llobregat és amarronat,

el Besòs és verd i groc n'és el Ter.

L'Ebre vist del mar és blanc nuclear

i el Segre mirat des d'un puig

és color de gos com fuig

Que de porqueria n'hi ha de tots colors!

.

Poca cosa (contactos)

Veo la foto de una mujer preciosa y descubro que me falta un cm para lo que ella considera alto y seguramente unos cuantos kilos para lo que considera fuerte, pues peso poco más que ella. Y no está ella para poca cosa, dice con desprecio. Para colmo me sobran 4 años vividos. Y yo, ¿por qué demonios le escribo estas líneas si además es probable que no haya pagado y no pueda leerme? Tan sólo porque por un momento he tenido ganas de besarle la nariz.
La vida es así de absurda, y ahora me dirigiré hacia la nevera a tomarme un yogur que no tengo.

.

jueves, 12 de junio de 2008

Of Cats and Men


Los gatos son inteligentes. Ayer vi a uno por la calle frente a un paso de peatones y me fijé en cómo observaba el semáforo. Cuando se puso verde, miró a izquierda y derecha y cruzó sin prisa, con paso elegante y la cola levantada. Yo estaba sentado en un café. Se paró frente a mí porque se encontró a un amigo y, tras un maullido de cortesía, se puso a recitarle unos versos de La Galatea, de don Luis de Góngora, mientras llenaba de tabaco una vieja pipa. Cuando acabó, me pidió fuego.

Distraído: ¿Dices que el gato se puso verde?

Descreído: Los gatos no fuman.

Impaciente: ¿Y le diste fuego?

Suspicaz: ¿Y qué hacías tú allí a esa hora?

Liante: ¿La Galatea no era de Fernando de Herrera?

Impertinente: Góngora, ya. Quieres hacernos creer que has leído a Góngora.

Disperso: ¿Dices que llenó la pipa?

Superficial: A mí me parecen más elegantes los perros.

Postmoderno: A mí me parecen más elegantes los cerdos.

Surrealista: A mí me parecen más elegantes las hormigas.

Psicólogo: Miras más a los gatos que a la gente.

Hambriento: ¿Quieres kikos? ¡Están de muerte!

Malintencionado: Tu historia es algo confusa, ¿no?

Simple: Entonces, ¿el gato es inteligente por lo del poema?

Ignorante: Entonces, ¿el gato es inteligente por la obra de teatro ésa?

Retorcido: Si miró primero a la izquierda debía de ser zurdo, ¿no? ¿Con qué mano aguantaba la pipa?

Escéptico: Yo creo que no eran amigos, para mí que ese gato le da la paliza al primero con que se cruza.

Pedante: Me encanta la poesía culterana.

Absurdo: Me gusta más cuando escribes sobre champiñones.

Vago: A mí es que los textos largos no me entran, ¿sabes?

Egocéntrico: Yo antes tenía un gato.

jueves, 15 de mayo de 2008

De asnos y hombres

Alguien ha dedicado su tiempo a confeccionar un inmenso cartel con el dibujo del burro catalán, y muchos otros de menor tamaño, cada uno con una letra de su nombre en latín, y se ha molestado en fijarlos a la ladera de un monte para que se vean desde la autopista en un punto cercano al peaje de Martorell. Así, si uno viene de allí, tiene a su izquierda la montaña de Montserrat, y antes de dejarla atrás, en una curva se encuentra de frente con otro símbolo de Catalunya algo más reciente y de muy otra categoría.
Dejando de lado que dicho animal esté en peligro de extinción, y que su conservación sea la excusa para semejante publicidad, es obvio que quienes lo contraponen al toro de Osborne son tan necios como los que llevan pegado al coche un adhesivo de la bandera española con dicho toro en medio. Sin duda los niños dedican su tiempo a quehaceres más productivos, y yo no perdería el mío hablando de este asunto si no me empujara la indignación que me invade cuando imagino al tipo de individuos (han tenido que ser varios) que, guiados por una nacionalismo tan profundo como su superficialidad, se fueron una noche a casa orgullosos de su gesta tras colgar la pancarta. Me los imagino fanáticos y tozudos como cierto político de Esquerra Republicana que no ha hecho más que el ridículo, y se merecen que toda España, cuando vea un coche con la pegatina del asno autonómico, exclame: “Mira, otro burro catalán”. Más les hubiera valido escoger como símbolo alguna otra especie autóctona, como el burgués de Sarrià, o un elefante de los de Dalí, o la variedad tomàquet supositori, Lycopersicon esculentum, de Les Franqueses del Vallès, o el Rovelló collserolensis.

.

Lycopersicon esculentum

P.D.: Parece que el nombre en latín de la variedad catalana del burro común podría ser Equus asinus rubricatus, aunque lo cierto es que no he encontrado en internet ni una sola referencia. Pero RUBRICATUS es la palabra que quedaba hoy en la ladera de la montaña, cuando el burro ha desaparecido ya arrastrado por las lluvias o arrancado por algún desconsiderado contrario al nacionalismo que tampoco tenía nada mejor que hacer. Y ahí está, como oracular firma de un grupo de aspirantes a biólogo traumatizados por algún mal profesor de manualidades.

Aviso



Busco la palabra zoom en el diccionario online de la RAE y no aparece, (y eso que hace mucho más tiempo que se usa que la palabra píxel, que sí es considerada ya vocablo castellano). Me aparece una nota que me informa de ello, encabezada por la palabra “Aviso”. Y yo pienso, y lo compruebo buscándolo en el mismo diccionario, que un aviso es una advertencia, y una advertencia no debe dejarle a uno indiferente.

1. m. Noticia o advertencia que se comunica a alguien.
2. m. Indicio, señal.
3. m. Advertencia, consejo.
4. m. Precaución, atención, cuidado.

Me sorprende leer la primera explicación, porque una noticia se comunica o se da, y, sin embargo, una advertencia se hace, nadie dice “Te comunico una advertencia”, que yo sepa.

Pero volviendo al aviso, parece que te estén diciendo “Cuidado, no se te vaya a ocurrir usar esa palabra (o emitir ese graznido)”, o “¡Peligro!, la palabra no existe”, o incluso: “Advertencia: Si usas semejante palabra no nos hacemos responsables de las consecuencias, lo estarás haciendo por tu cuenta y riesgo y la Real Academia no te cubrirá las espaldas”.
Se me ocurre que también podrían utilizar la palabra “Error”, y explicarte a continuación: “Apreciado hablante, ha cometido usted un craso error al creer que tal compendio de letras mal escogidas merecía ser incluido en nuestro diccionario. Sin ánimo de juzgar su grado de cultura, consideraremos por esta vez que se trata de un fallo humano, mas si incurre de nuevo en él, nos veremos obligados a usar otro tono con usted. En caso de efectuar una segunda búsqueda para tal palabreja, si nuestro programa presume, por el orden de las letras, que su escritura se ha debido a un despiste, aparecerán en pantalla unas orejas de burro. Si, en cambio, da por hecho que obedece al puro desconocimiento de las normas ortográficas, nos la copiará 100 veces en un formulario facilitado para la ocasión, y solamente una vez rellenado podrá seguir disfrutando de nuestro servicio online. Si, a pesar de todo, insiste en visitar nuestra página con similares propósitos, procederemos a enviarle todo tipo de virus que bautizaremos con las palabrejas acuñadas por usted para estropicio e intoxicación de la lengua española”.

jueves, 13 de marzo de 2008

¡CHACK!

.
Recientemente escuché un anuncio por la radio en que, con una melodía de 4 notas (mí-mi, re-do-sól, mi) se cantaba:
¡Víaaaahipotecaaaaaria!
Imaginé enseguida la imagen para el anuncio televisivo: Cae una gillotina y se oye ¡CHACK!, y secciona algo que simbolice la familia, por ejemplo una tortilla de patatas poco hecha. Si a alguien se le ocurre algún símbolo familiar que, por sangriento, pueda resultar más apropiado, que se manifieste. He descartado la butifarra y el pavo navideño.

.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Cuchillos

Tengo una nueva inquilina, una chica bajita, mona, inteligente, limpia y con carácter, que es además muy ordenada. Y tengo también, en la pared de la cocina, un imán alargado donde se sostienen los cuchillos.

Ayer llegué a casa y me los encontré todos alineados por tamaño y con el filo hacia el mismo lado, concretamente el izquierdo, lo cual indica que además es diestra. Sentí deseos de darle un abrazo.


Quizá porque es mona, quizá porque con eso me demuestra que se siente como en su propia casa, quizá porque los cuchillos son míos, quizá porque es diestra.

Hoy, cortando patatas, he pensado que, en el supuesto literario de que un día nos enamorásemos, lo primero que haría sería desordenarle los cuchillos. Pero no sé bien por qué.

.